Durante mucho tiempo los estilos de vida y la alimentación de los piases desarrollado han sido un “Modelo Ideal” como garantía de salud. Pero hoy día sufrimos una epidemia siempre más extendida que es la Obesidad. Tanto, que ya en el 1998 la OMS (Organización Mundial de la Sanidad) bautizó esta enfermedad como "Globesity", manifestando así el elevado número de países y personas que están afectados.
La sociedad en la que vivimos es cada vez más bombardeada por productos industriales, con formas, colores (etiquetas, confecciones…) y sabores muy incitantes y convincentes, que nos invitan a su consumo antes que otro tipo de alimentos más frescos, sanos y sobretodos estacionales. Desequilibrando así lo que es un correcto aporte calórico-nutricional que, junto a un incorrecto estilo de vida, y a una vida sedentaria, nos pueden causar sobrepeso.
Un estudio reciente efectuado en España y denominado “Aladino” Alimentación-Actividad física-Desarrollo infantil y Obesidad, ha demostrado que en una bases de cerca de 8000 niños/as el 24,1% tienes sobrepeso y un 19,1 % Obesidad.
Es evidente que las causas de esta enfermedad son varias aunque un moderado porcentaje es debido a la disfunción del sistema hipofisario, es decir problemas hormonales y genéticos; pero en el 90-95% de los afectados, la causa de esta enfermedad se debe a un incorrecto estilo de vida y a una mala alimentación.
Un niño “gordito” inspira más simpatía y va a ser considerado más gracioso y simpático que un niño que tiene un peso normal; pero es cierto que detrás de su cara ingenua e inocente está marcada la enfermedad y todas sus posibles complicaciones.
Hoy día las tentaciones son muchas, (tanto para lo niño como para los adultos): frigoríficos siempre llenos de meriendas, snack hipocalórico, distribuidores de productos industriales que nos invitan a tentempiés inapropiados en el colegio o en el trabajo con alimentos como, refrescos, bollería… rico en grasas y calorías escondidas. Si a esto sumamos el sedentarismo al cual los niño están ligados: videojuegos, ordenadores, televisión; podemos sin duda constatar que la situación es muy alarmante. Existe una probabilidad muy elevada de que el niño obeso, en edad adulta mantenga la misma enfermedad.
Tener problemas de peso conlleva riesgos de contraer otro tipo de enfermedades, tales como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, osteomusculares, respiratorias y psicológicas. Sin embrago es más fácil corregir este problema cuando se es joven que en edades más avanzadas, previniendo así, otras complicaciones ligadas al proprio desarrollo y bienestar: posibilidad de sentirse excluido de muchos ambientes, mayor dificultad física a la hora de hacer deporte y complejo estético viendo a un modelo corporal ideal muy lejano, acompañados de un autoestima muy baja.
La clave de todos estos está en manos de los padres, los cuidadores del bienestar de su proprio hijo; de un lado con las características de la naturaleza hereditaria y genética que aportan al niño, y del otro, con las consecuencias de los factores educativo-ambientales
Un buen ejemplo familiar es fundamental para la educación del niño, siendo por tanto, coherente con las recomendaciones verbales al fin de facilitar el aprendizaje de los conceptos de:
· Dieta: Repartir las calorías recomendadas diariamente a lo largo del día y en las horas precisas, teniendo mucho cuidado en el desayuno y en las meriendas, con el fin de evitar alimentos muy calóricos como golosinas, dulces, pasteles y refresco.
· Dieta Mediterránea: Alimentos y recetas típicas son un buen conjunto para poder entretenerse disfrutando de momentos de cocina creativa, divertida y sobretodos saludables con la adecuada repartición de Macro y Micro nutrientes, fruta, verdura y agua.
· Deporte: Útil para el desarrollo y bienestar de el sistema neuromuscular, cardiorespiratorio y psicofísico de los niños. Mejorando al mismo tiempo su estado de bienestar social y generando paralelamente un metabolismo basal más eficaz en el gasto de calorías.
La alimentación es el principal factor exógeno condicionante del crecimiento y desarrollo, al fin de prevenir, evitar y tratar la obesidad; evitando al mismo tiempo de utilizar los alimentos como un mecanismo de castigo y recompensa. Se debe conseguir que el acto de comer, sea un acto agradable y relajado.
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