La pérdida de memoria es un problema que sufren
actualmente millones de personas en todo el mundo. Muchas veces deriva de una
mala alimentación o estilo de vida no saludable, como puede ser consumir
cantidades indigestas de alcohol, fumar demasiado tabaco o abusar de los
fármacos.
Todos estos alimentos ralentizan nuestro pensamiento
y nuestra memoria, contribuyendo a padecer problemas de salud a largo plazo. El
estrés es otro agravante, ya que estar expuesto de forma excesiva y continúa a
trabajos de mucho estrés, nos hace sufrir daños en nuestra estructura y funcionamiento
cerebral.
Los expertos recomiendan realizar trabajos enriquecedores mentalmente, en
la medida que sea posible, y evitar aquellos proyectos que aparte de reportar
beneficios a la empresa, nos aporten dolores de cabeza por la incapacidad
resolutiva de sus conflictos.
La
alimentación también
influye para conseguir tener una buena memoria. Un consumo elevado de alimentos
ricos en polifenoles como las nueces o el aceite de oliva virgen, muy usados en
nuestra dieta mediterránea, ayudan a ralentizar el envejecimiento de nuestra
memoria, mejorando nuestros recuerdos almacenados a corto plazo. Las nueces son
un alimento rico en antioxidantes y con propiedades antiinflatorias, cada vez
más usado en las dietas de aquellas personas que sufren algún tipo de demencia,
muy extendida por la población anciana.
Aparte de llevar una alimentación sana, es
recomendable ejercitar nuestra mente
para que el cerebro se active de forma continuada. Ejercicios de concentración
e inteligencia como los juegos de mesa, sudokus, puzzles de mil piezas o
incluso tareas tan cotidianas como leer, escribir o memorizar, estimula y
conserva la memoria.
Otra recomendación para mejorar nuestra memoria es cambiar las rutinas para que el cerebro
no automatice procesos. Innovar y establecer cambios en procesos que ya
teníamos automatizados ayudan a ejercitar el cerebro de forma adecuada.
Por último, dormir bien. El tiempo que pasamos
durmiendo, son las horas que el cerebro utiliza para procesar la información
obtenida durante todo el día y clasificarla. En este caso, si es muy saludable
establecer rutinas a la hora de irse a dormir.